Pueblo mío
que llenas mi mente de recuerdos,
amigos íntimos que charlan
bajo la sombra de la memoria.
Torres llenas de campanas
que me llamaron al divino camino de la fe,
una fe que, felizmente, aumenta cada día.
Minarete medidor del tiempo
que anuncias hora tras hora
con tu canto de metal
que suena a latidos de nostalgia.
Jardín umbrío
confidente de besos furtivos
y también lágrimas que regaron
los prados del desengaño.
Escuelas sembradoras de esperanza
regada por los que dejaron sus vidas
para dar vida.
Pueblo mío
orgullosamente soy de ti.
Vaya a donde vaya
y muera donde sea
siempre estarás en mí.
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